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El mundo Íbero, ese periodo menos conocido de la Historia de la Península Ibérica siempre me ha llenado de intriga y misterio, que con la obra “HILMILCE” de Concepción Rueda Fernández se hace más nítido.

“Los íberos” es como llamaban los griegos a los habitantes del levante y sur. Desde el punto de vista de griegos y romanos la lengua es lo que mas los identifica. No existe un patrón arqueológico uniforme, sino una suma de culturas individuales con rasgos similares, unas veces se diferencian de otros y otras veces comparten características con pueblos no identificados como íberos.

La primera descripción de la costa íbera mediterránea proviene de Avieno en su “Ora marítima” en el  año 530 a. C. “Íberos se llaman justo por este río”. Hay tres teorías sobre su origen:

  1. Llegaron a la península ibérica en el periodo Neolítico, desde las regiones mediterráneas del este.
  2. Origen en el norte de África, se piensa que es errónea.
  3. Formaban parte de los habitantes originales de Europa occidental, creadores/herederos de la cultura megalítica, respaldada por estudios genéticos.

El área cultural abarca todo el litoral mediterráneo, desde Andalucía hasta el sur francés, incluyendo parte del valle del Ebro, influidos por fenicios , griegos y cartagineses.

Es un pueblo guerrero, de economía agrícola y ganadería como complemento. Las ciudades se construían junto a cerros,controlando vías de paso, ciudades con muros de piedra y adobe. Tenían “santuarios” como lugar de culto. Utilizaban el rito de la incineración, las cenizas eran guardadas en “urnas”. Religión de exvotos, animales: toros, lobos, linces, buitres eran dioses y símbolos para relacionarse con lo divino  ( los espíritus).

En el arte,predominan esculturas de piedra y bronce, madera y barro cocido; tres zonas:

Andalucía, Levante y Centro peninsular. La pintura es decoración de vasijas y cámaras sepulcrales. Abunda la cerámica  a partir del torno fenicio (s. VIII a. C.) se, dan seis periodos Iberos Cerámicos.

Roma decide conquistar al pueblo Ibero por la gran cantidad de recursos que poseían y el valor estratégico.

   Concepción Rueda Fernández

Nace en Madrid. Abogado con despacho propio.

Estudiosa de la historia y la arqueología de España.

Responsable de exposiciones culturales conmemorativas:

  • históricas
  • biográficas
  • arqueológicas

Otras obras: “La vida de Espinosa del Rey y Comarca de la Jara (1995)”

“ Don Marcelo Servidor y Maestro (2006)”

“Biografía del cardenal don Marcelo Gonzalez Martín”.

Bueno conozco a la autora y he leido el libro. Es una aproximación en la novela “Himilce Princesa Íbera” al mundo íbero. La trama transcurre a mediados del siglo III antes de Cristo, se refleja la vida, las costumbres, leyes, localidades, armamento. Con profundos conceptos de religiosidad y ética Es una novela descriptiva, cinematográfica, con gran rigor histórico,  ideal para estudiantes de historia que quieran comprender este periodo.

    La autora amablemente me comenta estas reflexiones sobre la novela:

A la atención personal de José Félix Rodríguez Antón

PRESENTACIÓN “HILMILCE PRINCESA ÍBERA” 

«Quizás os preguntéis ¿Cuándo y cómo tomé la decisión de escribir esta novela?

Desde mi adolescencia me ha apasionado nuestra legendaria historia, que se remonta al mítico Arganthónios (cuyo significado es “hombre de la plata”) que fue rey de Tartessos, (la Tarsis citada en algunos libros bíblicos – Génesis, Primer Libro de Reyes, Primer Libro de Crónicas-). Según el gran historiador griego Heródoto, dominaba un inmenso territorio en la Península Ibérica cuando llegaron los fenicios, que la llamaron Hispana. También relata ese historiador, que Arganthónios vivió desde el año 670 al 550 a. C. Es decir, le atribuye una vida de 120 años y un reinado de 80 años (del 630 al 550 a.C.). El historiador romano Plinio le atribuye 150 años. Suponemos que esas cifras sean exageradas pero evidencia que, posiblemente, disfrutó de una gran longevidad (o quizás se refieran a toda una dinastía con ese mismo nombre).

– Con respecto al proceso de documentación y redacción de la presente novela he de decir que, por mi interés por la historia, he sido una continua lectora de libros históricos y arqueológicos. Siempre soñé con ser arqueóloga. También tuve la inmensa suerte de ser alumna de María Elena Gómez-Moreno, licenciada en Historia (fue investida el 3 de noviembre  de 1991con la medalla de académica honoraria de la RealAcademia de Bellas Artes de San Fernando).

María Elena Gómez Moreno fue la hija mayor y colaboradora de don Manuel Gómez-Moreno Martínez, que fue un gran arqueólogo e historiadorespañol (pertenecía a la valiosa  “Generación del 98” –nació en Granada, 21 de febrero de 1870 y murió en  Madrid, 7 de junio de 1970-). Don Manuel fue autor del Catálogo Monumental y Artísticos de España y además estudió la cultura tartésica y su escritura.

María Elena Gómez Moreno, nuestra profesora, se relacionaba con esa excelente “Generación del 27” y, como era una apasionada de la Institución Libre de Enseñanzanos llevaba  a los principales Museos Nacionales y allí, “in situ”, nos impartía sus clases de historia y de arte. Mis numerosas visitas al Museo Arqueológico Nacional junto a ella me inocularon el interés por nuestra historia y  nuestro arte ¡Ahora es mi deber  rendirle aquí mi humilde homenaje!

– Por todo lo expuesto el proceso de documentación de la presente novela ha sido de forma paulatina, desde que supe que, en el siglo III antes de nuestra era, existió una princesa íbera llamada Hilmilce. Que su nombre, bello y evocador,  había llegado hasta nosotros por los autores clásicos y que es el primer y único nombre femenino conocido de Iberia. Fascinada por su historia comencé a recopilar los datos sobre esa mujer íbera que fue casada con Aníbal Barca, probablemente para sellar algún  pacto político.

– Al comenzar la narración de la novela era necesario ambientarla o situarla dentro de la época en la que vivió nuestra protagonista, la princesa Íbera de Cástulo. Se tenía que hacer descripciones de la zona geográfica, suponer a qué estirpe pertenecía, sus lazos familiares, sus costumbres, su vestidura, sus creencias religiosas,  sus devociones, sus santuarios, su alimentación, sus remedios para las enfermedades… ¡En definitiva, dotarla de una personalidad concreta acorde con su época!

La novela tenía que ser muy descriptiva o gráfica sobre los diferentes pueblos íberos que poblaron nuestro suelo patrio. Por ello en la novela Hilmilce es descendiente de cuatro pueblos íberos diferentes. Concretamente: por la rama de su abuela paterna (llamada Tarssisbel) del rey Arganthonios de Tarssis y por la de su abuelo paterno (de nombre Abelux) de los mejores guerreros y gobernantes oretanos de Cástulo. Con respecto a sus ascendientes maternos su abuelo (de nombre Cauceno) es un guerrero vettón de Aebura y su abuela (llamada Tagóstole) es carpetana de Toleto.

Por ser Hilmilce el único nombre íbero femenino conocido se han tenido que crear los demás nombres de ese mismo género, de forma imaginativa, a partir del nombre de una localidad o paraje, de un río o de un concepto, a los que se les ha añadido un prefijo o un sufijo que denota su genero femenino, tal como quedan recogidos en las páginas 415 a 436 como integrantes del léxico (al final de la novela). Sólo existe otro nombre femenino real en dicho léxico (apareció siglos después en una lápida romana, exactamente en las ruinas de Cástulo). Es el nombre de Siseia, que se ha asignado a la madre de Hilmilce.

Junto al hallazgo de la existencia de esa mujer íbera llamada Hilmilce, también me ha entusiasmado continuamente la magnífica colección de damas oferentes que conservamos en el Museo Arqueológico Nacional. Sobretodo siempre me ha llamado especialmente la atención la escultura de caliza de una damita, casi  adolescente, de pequeñas dimensiones (altura 67 cm. Anchura 23 cm. Grosor 19 cm.)

Va vestida con una túnica lisa y otra más larga plisada. Encima lleva un manto, que forma pliegues rematados en borlas triangulares.  Su peinado es una melena corta, adornada con cintas en sentido horizontal y con una diadema de la que cuelgan ínfulas. Adornan su cuello dos collares: uno es plano y otro sogueado (o en forma de soga). En sus manos, piadosamente lleva un vaso votivo que, se supone, es una ofrenda para una divinidad. Se aprecian sus píes calzados con escarpines, que parecen ser de cuero (probablemente teñidos de color rojo, como era costumbre). Arqueológicamente su datación es del Siglo IV-III a. C., fácilmente contemporánea, con la protagonista de nuestra novela.

En torno a la  belleza, tierna y serena, de esta escultura, se gestó la novela de la primera mujer íbera que los autores clásicos nos dejaron en nuestra la memoria ¡Hoy resplandece esplendida en su portada!  En la contraportada figura la moneda de tres shekels, del dios Melqart, considerado un retrato encubierto de Aníbal.

(Por cierto, la inmensa mayoría de esas damas oferentes, aparecieron en el Cerro de los Santos, en Montealegre del Castillo (Almansa), provincia de Albacete. Donde antaño había un Santuario Ibérico, que probablemente estaría situado en el trayecto de la vía  Heraclea (o camino de Aníbal) en territorio Bastetano (hoy Baza, en Granada), vecino a la Contestania (hoy Alicante)

La existencia y presencia de Hilmilce evitó un baño de sangre por su casamiento con el general cartaginés Aníbal, el hijo del gran enemigo de los pueblos íberos, Amilcar Barca.

La novela narra, a través de todos sus personajes, los acontecimientos históricos, vicisitudes propias, familiares, religiosas, políticas… que acaecieron durante aquellos años tan convulsos de nuestra protohistoria entre los pueblos íberos y celtas, que lucharon contra las tropas invasoras, cartaginesas y romanas, en la Península Ibérica.

Hubo tres Guerras Púnicas entre los años 264 a. C. y 146 a. C., enfrentándose las dos principales potencias del Mediterráneo de la época (Roma y Cartago).

Terminada la primera guerra púnica, Cartago, arruinada y acorralada, comenzó la conquista de la Península Ibérica por la zona andaluza y levantina. Amílcar Barca (padre de Aníbal) llegó a Gadir (Cádiz) en el año 237 a. C. Quería crear un nuevo imperio comercial cartaginés y una base de operaciones para desquitarse contra Roma.

Las luchas empezaron por el río Betis (Gualdaquivir) y el levante. Conquistaron ciudades ibéricas y colonias griegas. Amílcar conquistaba en su camino, violando el pacto del año 348, que delimitaba las zonas que correspondían a una y otra potencia. Murió en el invierno del año 229 a. C. en una escaramuza oretana, que eran iberos habitantes de la zona oriental de Sierra Morena.

Le sucedió su yerno Asdrúbal, con política de alianzas con los reyes ibéricos y se casó con la hija de uno de ellos. Fundó Cartago Nova (hoy Cartagena) y pactó con los romanos los límites de influencia de los dos imperios en el río Ebro. Le asesinaron en el año 221, siendo dueños de todo el sur de la península y de Levantes hasta el golfo de Valencia, quizás también podrían haberlo sido de las tierras oretanas.

Aníbal sucedió a su cuñado Asdrúbal con 25 años. En el año 221 invadió el territorio de los olcades (celtíberos de la zona de Cuenca) y al año siguiente penetró en la meseta central, ocupando las ciudades de Toro y Salamanca, que le pagaron sendos tributos, regresando a Cartago Nova con numerosos rehenes. A la vuelta fue atacado por una coalición de iberos, carpetanos, vacceos y olcades en las riberas del Tajo, a los que derrotó.

El dominio cartaginés llegó al litoral atlántico, en la desembocadura del Tajo, y al sudeste de la meseta. Para asegurarse su retaguardia antes de realizar su último objetivo, la conquista de Roma, solo le quedaba una última acción: la conquista de Sagunto (situada al norte de Valencia). Fue precisamente el ataque a esta ciudad y su petición de ayuda a Roma lo que provocó el inicio de la Segunda Guerra Púnica, que concluyó con la derrota de Aníbal, la caída del poder cartaginés y la conquista romana de la Península.»

      A continuación planteo las siguientes preguntas:

  1. En la época en la que transcurre la novela s.III a. de Cristo, no se puede hablar todavía de “península ibérica”de forma homogénea ¿existe una diferencia entre la población de las    costas y del interior?

  2. Los “exvotos” nombrados en la novela ¿hacen que sea una religión pragmática, para satisfacer las necesidades?. 

  3. ¿Existe una España agrícola, ganadera, pesquera y otra comercial?  

  4.  ¿Son los “santuarios” en cuanto un lugar de culto, un paso previo en la aparición de los templos? 

  5. En el ritual funerario ibérico, ¿como se simboliza la clase social en las sepulturas? 

  6. ¿Cuál fue la importancia de un lenguaje gráfico común para la creación del pueblo íbero?

  7. ¿Estaban establecidas las formas de gobiernos de monarquías o de tribus independientes?Los primitivos habitantes de España tuvieron mas un origen del Africa septentrional o   proceden de Europa (Gran Bretaña, Francia).

  8. En la obra se hacen bastantes referencias a la riqueza de “las explotaciones mineras” en la península Ibérica,¿qué importancia tuvieron las relaciones con Fenicios, Griegos y Cartagineses?
  9. ¿Qué papel jugaba la mujer, concretamente las “sacerdotisas” en la religión?