El síndrome de descompresión es el término empleado para denominar a la enfermedad aguda crónica en medicina como embolia gaseosa producida por una disminución brusca de la presión atmosférica.
Este síndrome de descompresión también es conocido como “enfermedad de los buzos” o “mal de presión”.
La primera vez que se observó este proceso fue en 1839, conocido entre los buzos que están durante tiempo prolongado en cámaras de aire comprimido. Los síntomas aparecían al volver al hábitat normal. La medida terapéutica conocida era devolver al buzo a una cámara de alta presión, e iniciar la descompresión.
Se produce una sobresaturación excesiva de gas inerte que puede alcanzar el punto crítico de sobresaturación a partir del cual el gas cambia de estado y forma burbujas.
Estas burbujas pueden ser: intravasculares o extravasculares creando un cuadro sintomático de enfermedad descompresiva.
Un descenso brusco de la presión del aire produce una disminución de la solubilidad de las fases en solución, y los gases disueltos retornan al estado gaseoso dentro de la corriente sanguínea, formando burbujas de gas. Estas burbujas de gas liberadas dentro de la corriente sanguínea pueden obstruir algunos de los vasos terminales (arteriolas), interrumpiendo el aporte sanguíneo a las terminaciones nerviosas, desencadenándose así los síntomas que se producen debido a cuadros isquémicos (infartos) en diferentes zonas, cerebrales, óseas, renales, etc.
Para prevenir esta enfermedad en los buzos, deben de respirar una mezcla gaseosa que contenga uno o más gases inertes (nitrógeno, helio, hidrógeno), y deben permanecer un tiempo y a una profundidad determinada para que se produzca una saturación considerable de gas inerte en los tejidos. Para ello es necesario realizar durante el ascenso paradas estáticas por el buzo para eliminar el sobrante de gas inerte que se acumula en los tejidos.
Solo la mitad de las personas con enfermedad por descompensación presentan síntomas al cabo de una hora de salir a la superficie, mientras que un 90% los manifiesta al cabo de 6 horas.
Los primeros síntomas pueden ser:
– Fatiga
– Inapetencia
– Cefalea
– Vaga sensación de malestar
Los síntomas que indican la afectación de la médula espinal: pueden incluir entumecimiento, hormigueo, debilidad o una combinación de los anteriores, y pueden darse en los brazos, en las piernas o en las cuatro extremidades.
Los síntomas de afectación cerebral son en su mayoría similares a los de la embolia gaseosa, e incluyen:
– Cefalea
– Confusión
– Dificultad para hablar
– Visión doble
La pérdida de consciencia es poco habitual.
Los síntomas de afectación del oído interno tales como vértigo severo, zumbido en los oídos y pérdida de audición.
Los síntomas de afectación pulmonar provocados por las burbujas de gas que viajan a través de las venas hacia los pulmones, producen tos y dolor torácico y empeoran progresivamente la dificultad para respirar (asfixia). Los casos graves que son raros, pueden acabar en choque (shock) y muerte.
El riesgo de sufrir la enfermedad por descompresión se agrava con muchos de los siguientes factores:
– Defectos cardiacos
– Agua fría
– Deshidratación
– Volar después de bucear
– Esfuerzo
– Fatiga
– Aumento de presión (por profundidad en la inmersión)
– Tiempo transcurrido en un ambiente presurizado
– Obesidad
– Edad avanzada
– Ascenso rápido
Tipos de descompresión:
a) El tipo I de enfermedad de descompresión tiende a ser leve y afecta principalmente a las articulaciones, la piel y los vasos linfáticos.
b) La enfermedad de descompresión de tipo II, potencialmente mortal o a menudo afecta a sistemas de órganos vitales, entre los que se incluyen el cerebro y la médula espinal, el sistema respiratorio y el sistema circulatorio.
Efectos tardíos de la enfermedad por descompresión:
– La osteonecrosis disbárica (necrosis ósea avascular) es un efecto tardío de la enfermedad de descompresión que implica la destrucción de tejido óseo, especialmente el hombro y la cadera. En las personas que trabajan en un entorno submarino profundo.
– Problemas neurológicos crónicos, como la parálisis parcial, suelen deberse a que el tratamiento de los síntomas de la médula espinal fue postergado o inadecuado.
El aire está sometido principalmente de nitrógeno y oxígeno. Al estar sometido a presión elevada se comprime, cada inspiración realizada en las profundidades contiene muchas más moléculas que una inspiración en la superficie. El exceso de moléculas de oxígeno inhaladas bajo una presión elevada no se acumula. Sin embargo, el exceso de moléculas de nitrógeno sí se acumula en la sangre y los tejidos. A medida que va disminuyendo la presión exterior durante el ascenso tras una inmersión o durante la salida de una cámara hiperbárica, el nitrógeno acumulado que no puede expirarse de inmediato forma burbujas en la sangre y los tejidos. Estas burbujas pueden expandirse y lesionar los tejidos o bien obstruir los vasos sanguíneos de varios órganos, ya sea directamente o provocando pequeños coágulos de sangre.
Durante una reducción de la presión ambiente, la presión puede exceder la velocidad a la que el gas se puede eliminar por difusión y perfusión, si la concentración es demasiado alta puede llegar a una etapa en la que la formación de burbujas puede ocurrir y sobresaturar los tejidos.
Tensión de gas inerte en los compartimientos de tejido durante una inmersión de descompresión con el cambio de gases para acelerar la descompresión.
La descompresión implica una compleja interacción en la solubilidad del gas, presión parcial y gradientes en la concentración, la difusión sirve como transporte en la mecánica de burbujas en los tejidos vivos.
Solubilidad: propiedad de un gas, líquido o sustancia sólida que tendrá lugar en la dispersión homogénea en forma de moléculas o iones en un medio líquido o sólido.
Gradiente de presión parcial: se puede utilizar como un modelo para el mecanismo de accionamiento de la difusión. Es la variación de la presión del soluto en un punto a otro en el disolvente.
Perfusión: flujo de masa de sangre a través de los tejidos, los materiales disueltos son transportados en la sangre mucho más rápido del o que serían distribuidos solamente por difusión.
Saturación y sobresaturación: cuando el suministro de gas a un disolvente es ilimitado, el gas se difunde en el disolvente hasta que se alcance el equilibrio y la cantidad de difusión de vuelta es igual a la cantidad de difusión
La desgasificación de los tejidos: el gas permanece en los tejidos hasta que la presión parcial de este gas en los pulmones se reduce lo suficiente para causar un gradiente de concentración con la sangre a una concentración más baja que los tejidos.
Insaturación inherente: una reducción metabólica de la presión total de gas en los tejidos. En un estado de equilibrio cuando los tejidos se han saturado por los gases inertes de la mezcla del tanque, algunos procesos metabólicos reducen la presión parcial del oxígeno menos soluble y lo reemplazan con dióxido de carbono, que es considerablemente más soluble en agua.
Detector ultrasónico de burbujas Doppler: es un equipo de detección de burbuja que utiliza señales ultrasónicas reflejadas desde las superficies de burbujas para identificar y cuantificar las burbujas de gas presentes en la sangre venosa.
Para prevenir la formación de “burbujas de gas” los buzos limitan la profundidad y la duración de las inmersiones, hasta el punto de que no sea necesario hacer paradas de descompresión durante el ascenso o bien ascendiendo con paradas de descompresión, según las guías. En ellas se detalla un patrón de ascenso que, permite expulsar el exceso de nitrógeno sin causar las lesiones. Hay unas computadoras portátiles sumergibles que miden la profundidad y el tiempo de permanencia. Calcula la descomprensión para un retorno seguro hasta la superficie e indica cuando hay que hacer las paradas.
Son necesarias algunas precauciones:
– Tras varios días de inmersión, se recomienda pasar un periodo de 12 a 24 horas antes de hacer un viaje aéreo o de más altitud.
– Las personas recuperadas de un trastorno por descompresión moderada deben abstenerse de practicar submarinismo por lo menos durante un periodo de 2 semanas.
– Las personas que han sufrido una descompresión, no deben volver a bucear hasta haberse sometido a una valoración médica.
Alrededor del 80% de las personas se recuperan completamente.
A veces se requiere el tratamiento con “una cámara de alta presión”: terapia de recompresión. Restaura la circulación sanguínea normal y el oxígeno en los tejidos afectados. Después de la recompresión, la presión se reduce gradualmente con pausas establecidas para dar tiempo a que el exceso de gases abandonen el organismo sin causar daños.
Bibliografía:
Guyton y Hall; “Tratado de fisiología médica”, 13ª edición, Ed. Elsevier; 2016
Guías FEDAS (Federación Española de Actividades Subacuáticas)
Haz clic para acceder a Guía-de-Tablas-FEDAS-2017.pdf
Tablas de descompresión Armada Española
http://www.armada.mde.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/mardigitalbuceo/prefLang-es/
Tablas de descompresión de buceo de la Marina de los Estados Unidos
Haz clic para acceder a Manual_US_NAVY_rev6_español_castellano_2008-2016-11-22.pdf
Tablas de buceo FMDAS: Federación Madrileña de actividades subacuáticas
http://www.fmdas.com/Descargas/Buceadores
BOE 24 de abril de 2017: Modificación de normas de seguridad en actividades subacuáticas
Haz clic para acceder a BOE-A-2017-4468.pdf
National Geographic: destinos en el mundo para bucear
https://viajes.nationalgeographic.com.es/a/destinos-mundo-para-bucear_9880/3